Por lo general, consideramos a los consumidores de porno alternativo como gente de gustos raros y extravagantes; no andamos muy desencaminados de todas formas, porque es en este tipo de pornografía donde se suelen ver las prácticas sexuales más extrañas, los escenarios más esperpénticos y hasta los actores más atípicos, cuyos cuerpos se salen del estándar de la perfección para mostrar lo que todos tenemos hoy en día: imperfecciones, kilos de más, tatuajes, piercings y cualquier otra peculiaridad que no los hace peores , sólo diferentes.
Hace un tiempo, este tipo de porno no hubiera llamado la atención de nadie, pero en la actualidad, cansados de la tradición del cine X ochentero y también de las clásicas prácticas y estereotipos del nuevo siglo, son bastantes los usuarios que optan por él. Y casi sin quererlo, se ha convertido también en una salida profesional para un colectivo que no lo tiene nada fácil para acceder al mercado de trabajo: los discapacitados.
No hace mucho ha salido a la luz la primera película porno protagonizada por un actor en silla de ruedas, aunque lo que yo os contaré es la historia de mi amigo Lucas. Este chico era muy aficionado a las motos, le gustaban desde siempre, y era aficionado a hacer carreras y toda clase de piruetas encima de ellas; le gustaba el peligro, hasta que la vida le jugó una mala pasada, y a raíz de accidente tuvieron que amputarle un pie. No es mucho, diréis, pero a la edad de 22 años, en plena juventud y con una vida tan activa como él llevaba, la verdad es que el trago fue bastante amargo.
Lucas pasó por varios períodos de depresión; sus estudios se resintieron, dejó de salir con los amigos a divertirse, y tuvo que dejar la facultad para volver a ella después a trancas y barrancas y sacarse el diplomado años más tarde. Después entró a trabajar en el negocio de su padre, que era algo que nunca había querido, pero era como si hubiera perdido las ganas, no digo de vivir, sino de sacarle jugo a la vida. Hasta que esta historia del porno alternativo entró en su vida.
Lucas lleva algunos años dedicándose a grabar cine para adultos, a pesar de su discapacidad. Cuenta que a pesar de que en ninguna escena aparece la razón de ella, a él le ha venido muy bien como persona y como hombre el sentirse valorado, el saber que puede despertar deseo sexual aunque sea en la ficción y que puede hacer que, al verlo con una compañera de trabajo, otros lo sientan también. A mí ya me vale con eso, porque la verdad no veía la forma de que mi amigo pudiera salir de ese túnel tan oscuro en el que andaba metido.
Así que, si al alguien este tipo de pornografía le parece extraña, que cambie de canal, pero que no olvide que sus protagonistas son personas como cualquier otra, y que a cualquiera le gusta que valoren su trabajo.